Duermo
Despierto
camino descalza sobre la crujiente madera
abro la puerta, la piel descubre intenso calor
destella de sol el follaje y encandila mi mirada
adivino la escalera, desciendo
piso el suelo y descubro
el pasto húmedo del rocío amanecer
el monte de robustos troncos me invita a caminar.
Avanzo torpe, frunzo mi planta en cada rama o piedra que pellizca con dolor
camino y se acomoda la pisada
unos pasos más y el suelo es fango
lo húmedo se vuelve mojado
los tobillos ya sumergidos
y en lo siguiente, la pendiente es más profunda
agua hasta la cintura y lo próximo es flotar
girar y girar, el inmenso río es todo lo que rodea.
Un sapo negro me roza
se sumerge en las oscuras profundidades
no estoy sola
no hay camino
todo es verde, musgo, brillante, seco,
no, seco no, todo es mojado,
giros y giros de agua.
Al darme vuelta ellos están ahí
tres jóvenes con zapatillas relucientes
gorros para el sol, pantalon de mil bolsillos y cámaras fotográficas
previstos, impecables
me observan desde la loma donde la piedra es tierra firme
estiran sus brazos y me dejo salir
enajenada transparente casi desnuda
de pie tengo otra perspectiva
senderos varios se despliegan junto a mi
allí delante la cabaña ya tiene las ventanas abiertas
descubro un camino para volver
lo inmenso cobra dimensión de charco
en el andar se van secando mis humedades.
Dedicado a mis dos leonxs compañerxs, Vicky G. y Lucio, y a nuestros días isleños.
Febrero de 2016, Delta del Tigre.
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